martes, 3 de mayo de 2011

Las reglas del juego

¡Buenas noches!

Este blog lleva demasiado tiempo abandonado, y me acaba de venir la inspiración a tenor de ciertas conductas que vengo observando y con las que me es imposible lidiar.

Hagamos memoria: todos recordamos algo (por poco que sea) de nuestra infancia y, más concretamente, de nuestra época en el colegio. El patio, jugar todos juntos, alguna peleílla que otra, los moratones, la amistad, el compañerismo... y el juego en equipo.

Bueno, pues parece que a más de uno se le olvida una frase que nos enseñaron nuestros padres y que debería marcar nuestra conducta en las situaciones en las que sea necesario: "Que gane el mejor".



¿Quién no ha sentido rabia al perder cualquier competición, ya sea un deporte, un videojuego, o incluso una apuesta de borrachos? Todos hemos notado ese ardor interior, esa furia que nos podría llevar a cometer actos extremadamente irracionales e incluso simiescos. Pues bien, esa frase, esas 4 sencillas palabras, o incluso 2 ("Bien jugado") pueden significar el catalizador que nos diferencia entre los hombres que somos y los gorilas que podemos llegar a ser.

El fútbol ha sido desde hace mucho tiempo el pasatiempo nacional, de éste y de muchos más paises. Para muchas personas, los partidos (y sobretodo, los más decisivos) son poco menos que un ritual, y ahí no voy a explayarme porque lo sabemos todos. Pero, ¿en qué momento pasa de agradable rato a desagradable contienda? Basta que haya aficionados de más de un equipo, y que uno gane (cosa que, aunque entienda poco del deporte rey, creo que ocurre SIEMPRE).

¿Por qué el odio que destila en algunas personas el hecho de que su equipo pierda un partido es tan desmesurado? Respuestas irracionales, iras, contestaciones indebidas e incluso reyertas. Es algo tan absurdo, que me río por dentro mientras escribo.

Puede que sea porque no siento el fútbol en mis venas. Nunca me gustó verlo, ni jugarlo. Jamás hice colecciones de cromos de la liga, ni soñé con dedicarme al negocio más injustamente pagado del mundo. No me hace mejor ni peor, solo diferente. Pero me siento orgulloso de ser como soy, porque si me dicen que gana el Madrid, diré: estupendo. Y si me dicen que gana el Barça, diré: genial. No tendré por qué meterme en odios innecesarios.

Pero vosotros, culés, merengues, colchoneros y demás aficionados al fútbol, también podéis contener vuestra furia, levantaros del sofá, darle la mano a vuestro mejor amigo, casualmente seguidor del equipo vencedor y proclamar, con más orgullo que rendición: "Ha ganado el mejor".

La gran mayoría de vosotros puede. ¿Podemos intentar llevarnos bien todos?

Yo creo en la bondad del hombre.

3 comentarios:

  1. He borrado los comentarios troll porque, aunque me parta el ojete con ellos al leerlos, dejan una huella que no me hace mucha gracia mantener en un blog de esta índole.

    Disculpad las molestias.

    ResponderEliminar
  2. Al contrario de lo que parezca, no son tantos aficionados los que se vuelven locos y agresivos, y sin razón ninguna insultan. Lo que pasa es que la prensa "engrandece" estas conductas en pro del morbo y la gresca, que siempre vende más que el buen rollo.

    Un besito de un madridista, que sabe reconocer que no íbamos a pasar a la final de champions en la vida jugando contra el Barça, con este juego.

    ResponderEliminar
  3. Yo creo que esos comportamientos simiescos y cavernícolas esconden otro tipo de problemas personales que son incapaces de resolver y utilizan el fútbol como excusa para descargarse. Porque si no es así, ¿de qué un tío hecho y derecho se lía a golpes con un amigo solo porque simpatice con otro equipo?. No olvidemos que el fútbol solo es un juego.
    Eso quiero creer.

    ResponderEliminar